Imaginaros un anuncio de la tele con una voz en off lanzado los siguiente mensajes:
"Nuestra empresa se preocupa por el medioambiente"
"Nuestra empresa se preocupa por sus trabajadores"
"Nuestra empresa se preocupa bla, bla, bla."
¿Qué credibilidad os merece? Poca o muy baja, la verdad. En Ikea lo saben y han dado con un hallazgo fascinante: utilizar testimonios de algunos trabajadores. Las historias personales de los trabajadores de IKEA es una forma mucho más creíble de transmitirnos la imagen joven, actual, y sana de la marca.
¿Qué tienen en común Ingeborg, Jason, Silke y Mike? Pues que todos son unos empleados muy satisfechos con Ikea.
Jason empezó trabajando de cajero y, después de estudiar y hacer carrera en la empresa, trabaja como coordinador medioambiental (y aprovecha para decirnos que Ikea se preocupa por el medioambiente); Ingeborg continua trabajando a sus 71 años porqué adora su trabajo y afirma que hay muy buen ambiente; Silke se moría de ganas de vivir en Italia y Ikea se lo permitió, no sólo eso sino que en Ikea Roma también encontró a su "príncipe azul" (sic) y formaron una familia, trabaja encantada en Ikea porqué le permite compaginar vida laboral y familiar; Mike, que dejó su trabajo en una fábrica, trabajó duro y ahora es director de actividades comerciales; Peter vivía en Hamburgo dónde Ikea le ofreció la posibilidad de trasladarse a Rusia y...
Cuando más historias leo, más claro veo el poder de sugestión que tiene explicar historias, poner cara y nombre a la información para enganchar al usuario y crear una sensación de proximidad.
¿El departamento de Recursos Humanos de Ikea necesita desesperadamente que empecemos a enviar nuestros currículums? No lo creo. Su objetivo no es el de convencernos para que deseemos trabajar en su empresa, sino que es más sutil: transmitirnos un feeling sobre la empresa apelando a nuestra sensibilidad. Porqué la percepción que tengamos de ellos será fundamental para que tomemos nuestra decisión de ir a comprar allí.